Es una variedad blanca, minoritaria, circunscrita a una pequeña zona dentro de la comarca de La Manchuela. Sus cepas son de porte erguido, con hojas grandes. Está muy bien aclimatada y no es especialmente propensa a enfermedades. Tiene una maduración muy temprana y ofrece racimos de tamaño pequeño y bayas igualmente pequeñas, de piel fina, delicada, que se vuelven doradas según maduran, por lo que también se la conoce como Albillo Dorado.
Aunque es lo primero que pensaríamos, la Albilla de La Manchuela no es de la familia de los albillos. Con esas otras variedades comparte solo el nombre. El tema de la confusión entre castas no es nuevo, aunque poco a poco, gracias a la genética, se va aclarando el lío. En este caso, la comparación de los datos registrados en el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) y el Instituto de la Vid y el Vino de Castilla-La Mancha (IVICAM) fue providencial para determinar que el material que uno y otro tenían (recogido con nombres distintos) era el mismo. A eso se sumaron nuevos estudios en Castilla-La Mancha, recogidos en la tesis de Adela Mena Morales, en los que se identificó un nuevo perfil genético, no descrito anteriormente, y que acabó siendo diferente al de los otros albillos de la región. Se trataba de la Albillo Dorado, que se cultiva en la parte oriental de La Manchuela y que se conoce también como Albilla.
Albilla es como la han llamado siempre en esta comarca que extiende su territorio entre el sureste de Cuenca y el noreste de Albacete. Lo del apellido que la identifica de forma clara, Manchuela, todavía no está aprobado de manera oficial, pues, en teoría una casta no puede llevar el apelativo de una localidad, región o Denominación de Origen… Pero eso, de momento, casi es una cuestión menor ya que lo importante es que esta variedad, que ha estado en grave riesgo de desaparecer, está siendo recuperada.
Un triángulo geográfico
Villamalea, Ledaña y El Herrumblar conforman el triángulo geográfico donde pervive la Albilla. No se ha encontrado en ningún otro lugar de España. Y lo curioso es que en estos pueblos, los viñedos de Albilla suelen ser monovarietales, a pesar de su edad; no se trata de viñedos de mezcla, lo que puede dar pistas delasentamiento de esta casta en otra época. Pero, ¿de dónde viene? Los estudios genéticos la han identificado como hija de la Tempranillo y de la Moravia Dulce, pero la Albilla también tiene su leyenda: los más viejos cuentan que la trajo un veterinario que acabó destinado a Villamalea en los primeros años del siglo XX. Aquel hombre compró una finca y plantó la variedad. Tuvo éxito y se extendió antes de que comenzara el boom de las cooperativas.
Y este es un detalle importante porque con el tiempo se vería que la Albilla y los plazos de vendimia no acabaron de llevarse bien del todo. La razón estriba en el propio ciclo de la Albilla. Es una uva muy temprana. Así, antes de la llegada de las bodegas, se vendimiaba cuando tocaba (en agosto) sin plantearse mayores diatribas; pero al tener esta variedad una maduración tan temprana, hizo que muchos agricultores se vieran obligados a arrancar las plantas en las últimas décadas del siglo XX y en las primeras del XIX. El éxodo acentuado del campo no ha hecho más que agravar esa situación, pues los agricultores que habían mantenido las parcelas no encuentran relevo generacional.
Con todo, en Villamalea se ha mantenido y, de hecho, la Cooperativa San Antonio Abad que elabora un monovarietal de Albilla (Providencia), un vino joven que no recibe más que halagos. Y como producto exclusivo, este año se ha lanzado la albilla “Altos del Cabriel” Selección. Una exclusiva y muy cuidada albilla, elaborada de una manera especial como homenaje a esta uva, única en Manchuela. Además de su exclusividad geográfica, la Albilla llama la atención en la propia cepa, pues llega a presentar racimos con tres puntos de maduración diferentes al mismo tiempo, con tonos rosáceos que después se vuelven dorados.
Por ese color se la conoce también como Albillo Dorado. Su mosto es igualmente dorado y da unos vinos claros, limpios, sin mucha carga cromática, pero bastante expresivos y delicados. Las dos elaboraciones mencionadas son distintas, siendo la misma variedad, es curioso cómo son vinos muy diferentes. Están plantando nuevos viñedos de Albilla y trabajan desde hace unos años con los viticultores de las viejas viñas de esta variedad. Todo parece indicar que ha empezado una nueva etapa para ella. Le deseamos larga vida.